7.4. La abundancia y no la miseria son los auténticos limitadores de la población

Malthus considera que no es posible plantear una fórmula que lleve a la desaparición de la miseria, pero sí a atenuarla. Considera que la derogación de todas las leyes de asistencia parroquial (poor laws) es algo fundamental. Es la manera de generar temor a la miseria y así contener la tendencia al aumento de la población. Adicionalmente la abolición de estas leyes permitiría desvincular a la gente de las parroquias y darle más movilidad al trabajo. Nuestro autor estima que así los trabajadores acudirían allí donde hay mayor demanda de trabajo.
Por el lado de los alimentos, sugiere que se concedan "primas por la saturación de nuevas y estimular, por todos los medios posibles el desarrollo de la agricultura" (Ibidem, pág. 102).
De esta manera, y especialmente con la limitación al crecimiento de la población, la miseria no se extendería. Y habría, sino un equilibrio, cierta correspondencia entre las necesidades de la población existente y la producción de alimentos.
Las soluciones de Malthus no son, sin embargo, muy prometedoras. El temor a la miseria es, en verdad, la principal arma que esgrime. Por ello su violenta posición a las leyes de pobres.
Pero es indudable que se puede ir más lejos. Simplemente hay que cambiar los supuestos de Malthus. Para lo cual es pertinente revisar la experiencia histórica.
Respecto al crecimiento de la población no se ha verificado su progresión geométrica allí donde la naturaleza lo permitía. Justamente en estos países la población ha crecido a tasas inferiores a las que se suponía expandirse.
Por cierto, ello no quiere decir que estas sociedades hayan estado entregadas al vicio, en los términos que lo entiende Malthus. Mucho menos que la pasión y el deseo sexual se hayan extinguido al punto de hacer peligrar la reproducción de nuestra especie.
Sucede que en estas sociedades, la abundancia misma (no el temor a la miseria) las ha llevado a reducir su tasa de reproducción. Puede decirse que en los Estados Unidos y Europa ha desaparecido el hambre y la miseria y que, en los sectores que se mantiene, podría desaparecer con una menor distribución de la riqueza.
Por otra parte, en estas mismas sociedades la producción agrícola ha aumentado a una tasa anual superior a la del incremento de la población. Hoy en día, estas sociedades se caracterizan por tener un gran excedente de productos agrícolas antes que un déficit de los mismos.
Así pues, las afirmaciones de Malthus no se han verificado en la realidad. Sólo en algunos países atrasados la población crece más rápido que la producción agrícola. Pero aquí el problema reside, como enseña la experiencia de los países ricos, en encontrar, la forma de aumentar la producción agrícola. Es la abundancia, no la miseria, la barrera natural para el crecimiento de la población. Y la abundancia se logra rompiendo las trabas a la producción y no controlando la natalidad como se sugiere.

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