1.8. La ecología poblacional de Malthus

Malthus introdujo el concepto de que la demanda de recursos naturales requeridos por una población que aumenta en determinado momento tiene que exceder el suministro; por ejemplo, si una población crece de manera exponencial, esto resulta en un incremento en la competencia por los medios de subsistencia, alimentos, refugios, etc. Este concepto ha sido denominado la "Lucha por la Existencia".
Según Malthus, la superficie terrestre limita inexorablemente la producción alimenticia, y los límites de ésta determinan sin piedad el número de hombres que el mundo puede contener. Este tema de la tierra va a conducir a la temática contemporánea de la ecología. Tema este que tiene raíces históricas notables. Centrada sobre la expansión, incluso la agresión, el imperialismo británico se traduce en políticas de conquistas territoriales y de explotación de recursos naturales. Por su parte, los Estados Unidos no esperan el fin de la Guerra de Secesión para poner en práctica la doctrina mesiánica del Destino manifiesto. La anexión de Florida, Texas, California, las guerras de Cuba y Filipinas, la separación de Panamá y Colombia, etc. permiten comprender la importancia de las "zonas de influencia", de las "fronteras" movibles, "cotos de caza reservados" - y de lo que las geopolíticos alemanes pronto llamarán el "espacio vital".
La ecología poblacional gusta de considerar a la ley de Malthus como uno de sus pilares principales. Según esta ley cuando las tasas de natalidad o mortalidad son constantes, una población crecerá (o decaerá) a una proporción exponencial.
Así, la Ley de Malthusian describe cómo las poblaciones crecen o se reducen cuando nada más sucede. "Describe la situación predefinida para las poblaciones - cómo se comportan en ausencia de cualquier factor que las perturbe (Ginzburg y Colyvan, 2004)".
Ginzburg (1986) señaló que la Ley de Malthusian desempeña un papel en la ecología similar al de la Primera Ley de Newton en la física. Antes de Galileo y Newton, Aristóteles afirmó que el estado predefinido de todos los objetos era el reposo, y que el movimiento sólo ocurría cuando se aplicaba fuerza a un objeto. Sir Isaac Newton, sin embargo, demostró lo contrario: que el movimiento uniforme era el estado predefinido y que el movimiento no uniforme y el reposo normalmente ocurrían sólo cuando se aplicaba fuerza a un objeto. Su primera ley incorpora el concepto de inercia que es "la tendencia de un cuerpo a resistirse al cambio de su velocidad (Bordillos, 2001b)".
Al igual que la Primera Ley de Newton, la Ley de Malthusian señala que el estado predefinido de una población no es el reposo (es decir una población constante), sino el movimiento (es decir el crecimiento o declive exponencial); y que cuando las poblaciones no crecen o disminuyen exponencialmente es porque una fuerza externa (es decir algo en el ambiente) está alterando las tasas de natalidad y/o mortalidad (Ginzburg, 1986, Ginzburg y Colyvan, 2004). Esta fuerza externa (del medio ambiente) puede ser un factor abiótico o un factor biótico, tal como "el grado de aglomeración inter-específico y las densidades de todas las demás especies en la comunidad que podrían interactuar con la especies focal (Turchin, 2003). "
Volviendo a la época de Malthus, resulta que la posición del reverendo no era la del conjunto de la burguesía. Los representantes del capitalismo en ascenso, conscientes de la dinámica expansiva del sistema, de la tendencia permanente a aumentar la producción de todo, se convencieron muy pronto de la impertinencia de las tesis de Malthus. Para el siglo XIX (y aquí incluimos no sólo a los pensadores burgueses sino también a los pensadores revolucionarios como Marx y Engels), el desarrollo de la técnica permitiría al ser humano, a largo plazo, un dominio total de la naturaleza. En cierto sentido no se equivocaban, en esa época no se veían límites objetivos que la naturaleza pudiera poner y existían muchos recursos energéticos que todavía no se utilizaban más que marginalmente. Inclusive, hoy día, ciertos representantes de la burguesía, en particular la tendencia ultraliberal ilustrada por el semanario inglés The Economist, mantienen esa posición, lo que se refleja en las dos referencias a esa revista citadas en el artículo de Bennetti.
Sin embargo, la sola existencia, sobre todo en los países imperialistas, de movimientos ecologistas que cuestionan la destrucción del medio ambiente producido por el desarrollo desmedido, por la industrialización y hasta por la extensión de las tierras de cultivo, plantea la necesidad de estudiar estos problemas. Se trata de peligros reales o tan sólo de un planteo nostálgico de volver a otros tiempos en los cuales se vivía "en armonía con la naturaleza", más precisamente, volver al paraíso terrenal?
La tecnología del control de la natalidad que se inició apenas en 1960 con la síntesis de la progesterona dio inicio al proceso de regular el índice de natalidad; lo cual representa la posibilidad de cambiar el curso natural, para poder llegar a tener la cantidad de habitantes adecuada de acuerdo al ecosistema. Además nos abre las puertas para a pensar y actuar con las herramientas de la ecología. Antes del control natal se tenía la idea de que la pobreza se debía a una mala distribución de la riqueza o a un injusto reparto de las ganancias de las empresas, en donde el patrón se apropiaba de la plusvalía; o al mal sistema de gobierno. Ahora con el control natal podemos observar que la pobreza es un fenómeno ecológico debido a un acelerado crecimiento poblacional que devalúa el precio de la mano de obra.

El control de la natalidad fue la propuesta de T. R. Malthus como principal solución al problema de la pobreza. En sus tiempos de 1800, no era posible lograrlo de ninguna manera más que la abstención voluntaria de las relaciones sexuales. En el capítulo de la ecología de las poblaciones del libro de Sutton, podemos observar los factores de competencia que se suscitan cuando la población ha abarcado las posibilidades alimenticias del hábitat; éstos son comparables al drama que los humanos padecemos.
El control de la natalidad mostró la evidencia de que el fenómeno de la pobreza es ecológico y no moral; esto nos ha abierto la puerta a una metodología para observar los fenómenos sociales con las herramientas de la ciencia de la ecología. La introducción de la ecología en la sociología brinda una perspectiva novedosa, que contempla las ventajas de aplicar el control de la natalidad y muestra la importancia de diseñar el hábitat donde han de habitar los humanos para la salud y desarrollo de los individuos en la sociedad.
Es fundamental el estudio de la ecología de las poblaciones para conocer las herramientas metodológicas y los factores que se consideran. El mundo de los seres humanos está amenazado por la explosión demográfica; esto es debido a que el control de las enfermedades fue introducido décadas antes que la tecnología del control de la natalidad, lo cual frenó la mortalidad y disparó el crecimiento poblacional. El control de la mortalidad como lo llama, Aldox Huxley en su libro “Retorno al mundo feliz” nos dice:

“El control de la mortalidad es una tecnología barata comparada con el precio de la introducción del control de la natalidad. Regular los fallecimientos es algo que puede ser procurado a todo un pueblo por unos cuantos técnicos a sueldo por un gobierno benévolo. Regular los nacimientos depende, en cambio, de la cooperación de todo un pueblo entero. Esta regulación debe ser practicada por incontables individuos, a los que se reclama más inteligencia y poder de voluntad de los que poseen la mayoría de los prolíficos analfabetos del mundo, y un gasto de cantidades superiores a las que la mayoría de esos millones pueden destinar a tal fin.
En el mundo contemporáneo real, el problema de la población no ha sido solucionado. Por el contrario, se está agravando y haciendo más formidable con cada año que pasa. Es con este sombrío telón de fondo biológico como se está representando todos los dramas políticos, económicos, culturales, y psicológicos de nuestro tiempo. A medida que avanza el siglo XX y que los nuevos miles de millones de seres humanos se añaden a los existentes, este telón de fondo biológico avanzará, cada vez más insistente, cada vez más amenazador, hacia el frente y centro del escenario histórico. El problema de una población en rápido crecimiento en relación con los recursos naturales, la estabilidad social y el bienestar de los individuos es actualmente el problema central de la humanidad. Seguirá siendo el problema central del próximo siglo y tal vez por varios siglos más.
A medida que poblaciones grandes y crecientes presiona más duramente en los recursos disponibles, la posición económica de la sociedad sometida a esta prueba se hace más precaria. Esto reza especialmente para esas regiones atrasadas donde una repentina declinación, motivada por la penicilina, el agua limpia y el DDT,( redujeron) el índice de mortalidad (el cual) no ha sido acompañado por el correspondiente descenso en el índice de natalidad.
¿Cómo está haciendo frente la humanidad al problema de sus cifras de rápido aumento? No con mucha fortuna. Tenemos dos alternativas: por un lado, el hambre, la peste y la guerra; por otro, la regulación de los nacimientos”.

Esto que menciona Aldoux Huxley es ilustrado en Ecología como demostáto, en el cual la retroalimentación negativa por el hambre, la guerra y la peste, produce una declinación en la población, la cual posteriormente, encuentra una nueva situación de abundancia de recursos disponibles y vuelve a incrementar su número hasta que los recursos se agotan provocando nuevamente el mismo ciclo de hambre guerra y peste. Dicho ciclo solamente puede ser revertido con el control de la natalidad. En el libro de Sutton se pueden estudiar los factores de la ecología de las poblaciones ampliamente.
Con la emigración a las ciudades por las clases miserables del campo, que es todo un fenómeno de nuestros tiempos (ejemplo de ello es que actualmente el 80% de la población vive en las zonas urbanas), los emigrantes se enteran del control natal y de alguna manera lo aplican, Con ayuda de los organismos gubernamentales de salud y algunas fundaciones filantrópicas. Esta es la forma en que se está controlando la natalidad, por que las ciudades registran un crecimiento poblacional natural, mucho menor que el de la clase rural.
El exceso de nacimientos ocasiona que la mano de obra se devalúe, y la pobreza se agudice. Al reducirse el poder adquisitivo se frena la economía, se reduce el ahorro, se reduce el desarrollo empresarial, etc. Es catastrófico el que la natalidad esté en este momento a razón de duplicar la población mundial al doble en tan solo 35 años. También es escalofriante pensar que la mitad de las mujeres en el mundo todavía no empiezan a procrear.
Solamente los chinos han tenido una solución inteligente al permitir un solo hijo por mujer y esto después de que las mujeres han cumplido los 26 años de edad. Con ese plan como se muestra en la gráfica siguiente la población puede reducirse, pero solamente después de que la mitad de las mujeres procreen, lo cual va a aumentar la población a un 25% más, para posteriormente empezar a declinar. De manera que aún con este plan, dentro de los próximos 60 años, la tierra contará con el mismo número de habitantes que hoy tenemos, para caer después rápidamente. Bajo este esquema, en 300 años el planeta podrá tener el 10% de la población que hoy le habita.
El fenómeno de reducir la población presenta situaciones interesantes e inimaginables, pero se podrían mencionar algunas como:
Cada individuo heredaría lo de sus padres y la segunda generación contaría además con la herencia de los abuelos.
La vivienda iría sobrando, quedando como ruinas arqueológicas
El precio de la mano de obra sería mayor al reducirse la oferta
El capital per–cápita aumentaría
Aumentaría el ahorro
Las empresas se desarrollarían
No habría desempleo
Sobrarían escuelas, hospitales, deportivos, y mucha más infraestructura
La fauna y la flora de nuevo tomarían su lugar

Lo contrario de este proceso es conocido como “la plaga humana” que carga los siete caballos del Apocalipsis y que actualmente es capaz de duplicarse en tan solo 35 años.
Sir Julian Huxley siendo director de la UNESCO, en su libro “La crisis humana” (1960) nos dice:

“A mi juicio, el problema demográfico mundial es el más importante y más grave de todos los problemas que ahora agobian a la especie humana. Este problema fue propuesto por el reverendo Malthus, quién fue el factor que llevó tanto a Darwin como a Wallace, cada uno por su lado, a la idea de la selección natural. Cierto día de 1838, ocurrió algo que el autor relata con frase encantadora. Se me ocurrió leer por entretenimiento Malthus on Population. Como resultado de esta lectura, surgió en su mente la idea de la selección natural. La idea de Malthus era que la población tiende a crecer en proporción geométrica, según un índice de interés compuesto, pero los medios que permiten mantener a esta población tienden a crecer de acuerdo a un índice muy inferior.
Si el hombre no consigue controlar el índice de crecimiento, es posible que pierda el derecho a denominarse el señor de la creación y se convierta en cáncer de todo el planeta, un cáncer que devorará los recursos terrestres y exterminará al propio ser humano, o por lo menos frustrará sus esperanzas evolutivas.
A menudo se ha sugerido que la industrialización puede aportar una solución al exceso demográfico en los países subdesarrollados. Pero si el número de niños que nacen es excesivamente elevado, gran parte del capital financiero y de conocimiento humano se consagrará a alimentar, educar, albergar y cuidar a los niños que están creciendo, y no quedarán recursos adecuados para realizar las inversiones de capital necesarias en el proceso de industrialización.
Todos los organismos que prestan ayuda de asistencia financiera o técnica a los países subdesarrollados, trátese de organizaciones oficiales de la ONU o el banco mundial, la F.A.O., la Organización Mundial de la Salud, o la UNESCO; o de organismos gubernamentales como los que aplican el plan Colombo y el plan de la Asociación Norteamericana de Desarrollo Internacional; o de fundaciones privadas como Ford o Rockefeller, deben contemplar esta cuestión y sus implicaciones en relación con todas las solicitudes de ayuda. Los organismos que prestan ayuda deben considerar el préstamo demográfico de los países que lo solicitan, por que si su índice de crecimiento demográfico es excesivamente elevado la ayuda financiera se malgastará, diluyéndose en el excesivo incremento de población. El organismo que presta ayuda debe sugerir, con tacto pero firmemente, la conveniencia de trazar una política de población destinada a disminuir el índice de incremento, y debe asignar parte de la ayuda a la aplicación de dicha política.
Además las naciones avanzadas y privilegiadas deben proponer a sus economistas y científicos sociales la tarea de elaborar vías y métodos para suministrar incentivos económicos y sociales que promuevan un índice más bajo de incremento demográfico. Es indudable que mediante asignaciones familiares, impuestos diferenciales u otras medidas sería posible crear métodos económicos y sociales que ejercieran presión a favor de la disminución del número de habitantes. También es necesario ejercer presión sobre las Naciones Unidas y sus organismos. Por ejemplo, en dos ocasiones se propuso que la Organización Mundial de la Salud tuviese en cuenta la densidad demográfica como factor que afectaba a la salud del mundo. En ambos casos se rechazo la propuesta. Este caso constituye un escándalo internacional. A firmar que la presión demográfica no afecta la salud equivale a sostener un verdadero absurdo.
También debemos procurar la realización de otras medidas deseables. Debemos crear organismos demográficos nacionales de carácter oficial y grupos de ciudadanos que ejerzan verdadera influencia como centros de presión y orientación. Además todas las universidades deberían de también dar cátedras de demografía. Y, por supuesto, debemos cuidar que se dé adecuada publicidad al problema de la población.
Margaret Mead ha propuesto que las universidades organicen “cátedras del futuro” y yo sugerí que debemos considerar la ciencia de las posibilidades humanas como uno de los campos principales de la investigación científica. Estas medidas no sólo nos ayudarían a hallar la adecuada motivación principal para la futura acción conjunta de la humanidad, sino que también suministrarían el rumbo de nuestro avance futuro en este inexplorado pero fecundo territorio de la existencia”.

La propuesta tecnológica que la Ecología sugiere es la de controlar la natalidad y también el generar hábitats tecnificados, ambos brindan la solución y la perspectiva del futuro, en donde esta tecnología tendrá un desarrollo para lograr la máxima adaptación a nuestro medio ambiente. Dicha tecnología es la tarea a seguir, sin ella somos incongruentes con nuestra supuesta inteligencia y capacidad científica.

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