5.1. Anarquismo y "amor libre"

El término amor libre, también conocido como unión libre, nace a finales del siglo XIX y forma parte de la ideología del anarquismo, aunque también tuvo defensores anteriores y posteriores que no se identifican con esta ideología. Según esta concepción, las relaciones sentimentales y/o sexuales no necesitan ningún permiso o autorización expresa del Estado, ni ningún compromiso religioso. También puede referirse a la defensa del derecho de las personas a la libre elección en el amor o en la sexualidad, y se asocia también con el derecho de las personas a elegir a su pareja sin distinción de orientación sexual.
En la actualidad se puede encontrar en sectores libertarios a favor de la libre elección en las relaciones amorosas y sexuales. Históricamente se lo puede encontrar desde concepciones liberales, marxistas, anarquistas, feministas, socialistas y otros. Se lo ha asociado más recientemente como característica dentro de la contracultura de los años 1950 y años 1960 especialmente por la Generación Beat y el movimiento hippie.
Esta concepción choca totalmente con la estructura del Derecho civil, es decir con el matrimonio, porque se considera que éste no es otra cosa que un contrato que se realiza para establecer derechos y obligaciones; pero el amor libre rechaza esta figura jurídica.
El amor libre ha llegado a confundirse muchas veces con la ausencia de cualquier responsabilidad o compromiso en el amor y en las relaciones sexuales. Lo que se enfatiza en las diferentes concepciones es que las relaciones amorosas y/o sexuales deben ser libres pero a la vez responsables y el amor libre designa una forma de convivencia voluntaria basada en el afecto y el respeto mutuos, ya se trate de una relación a corto o a largo plazo. El encuentro sexual ocasional, siempre que sea consensuado y responsable también puede encajar dentro de esta visión.
Consideremos una visión anarquista sobre el tema:

Contra el matrimonio por compulsión hemos levantado la bandera de la unión libre. Estamos convencidos de que al abolir el matrimonio religioso, civil y jurídico, restauramos la vida, la realidad y la moralidad del matrimonio natural basado exclusivamente sobre el respeto humano y la libertad de dos personas: un hombre y una mujer que se aman. Estamos convencidos de que al reconocer la libertad de ambos cónyuges a separarse cuando lo deseen, sin necesidad de pedir el permiso de nadie para ello - y al negar de la misma forma la necesidad de cualquier permiso para unirse en matrimonio, y rechazar en general la interferencia de cualquier autoridad en esta unión - los unimos más el uno al otro. Y estamos convencidos también, de que cuando ya no exista entre nosotros el poder coercitivo del Estado para forzar a los individuos, asociaciones, comunas, provincias y regiones a convivir en contra de su voluntad, habrá entre todos una unión mucho más estrecha, una unidad más viva, real y poderosa que la impuesta por el aplastante poder estatal. Mijaíl Bakunin, La mujer, el matrimonio y la familia

Por otro lado el amor libre ha sido identificado erróneamente con la promiscuidad. Este prejuicio ha existido desde el siglo XIX cuando era defendido por liberales, anarquistas y marxistas y gente dentro de la bohemia o círculos artísticos de vanguardia. Recientemente este prejuicio ha sido renovado asociado con la consigna del movimiento hippie del amor libre y los comportamientos que se le han asociaron a los hippies en el imaginario popular aunque haya habido y hay gente dentro de ese movimiento que no es promiscua. Por otro lado el amor libre tampoco niega la opción personal de comportamientos que pudieran ser vistos como de promiscuidad siempre que la persona que entre en ese comportamiento tenga sus contactos con otras personas dentro de marcos del respeto a la libre elección de los otros.
Las concepciones revolucionarias enmarcaban al amor libre como algo necesario dentro del cambio social de diversas formas. Las posiciones de amor libre han sido especialmente defendidas dentro del anarquismo y el marxismo por mujeres feministas aunque también por muchos hombres. Esto no debe dejar de tomar en cuenta como personas más conservadoras dentro de estos movimientos tenían los prejuicios de que el amor libre implicaba promiscuidad o distracción de las actividades revolucionarias por dejarse llevar por los instintos así como por el riesgo de olvidar que la lucha primordial era la de clases y la económica. Dentro del anarquismo se puede destacar los ensayos y la acción de mujeres anarquistas como Emma Goldman y dentro del marxismo están los escritos de Alexandra Kollontai quien fuera una importante dirigente dentro del Partido Bolchevique cuando asumió el poder del estado en la naciente Unión Soviética.
Esta concepción de las relaciones amorosas tuvo cierta influencia sobre la generación beat, en los años 1950, y sobre el movimiento hippie así como en algunos círculos el concepto de amor libre se ha llegado a asociar principalmente a los hippies aunque éste haya existido desde hace mucho tiempo antes. Igualmente fue desarrollado por el feminismo de fines del siglo XIX y principios del siglo XX y retomado por el movimiento feminista en la década de los sesenta. También esto ocurrió en sectores de los movimientos a favor de los derechos de los gays, lesbianas, transgéneros y bisexuales. En el siglo XIX fueron influenciales en las visiones sobre el amor libre los escritos de personas gay como el socialista Edward Carpenter así como los del anarquista escocés John Henry Mackay los cuales defendían especialmente las relaciones amorosas y sexuales entre parejas del mismo sexo. En forma más reciente está la defensa del amor libre y de las relaciones entre personas del mismo sexo por parte de Allen Ginsberg, icono de la Generación Beat y del movimiento hippie y así también simpatizante del anarquismo y de la Nueva Izquierda de los años 1960 y figura importante dentro de la defensa de los derechos LGBT en el siglo XX en EEUU.

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