3.2. Paul Robin
Paul Robin 1837-1912. Pedagogo anarquista francés y activista del movimiento neo malthusiano, nacido el 3 de abril de 1837 en Toulon, en el seno de una familia católica y burguesa. Estudiante brillante, perdió los vestigios iniciales de misticismo religioso que le adornaban tras cursar la Escuela normal superior. Ya profesor comenzó a frecuentar los ambientes socialistas, particularmente la Asociación Internacional de Trabajadores AIT. Participó en los congresos de Bruselas, Ginebra, París y Londres, donde se encontraba en 1870. En el enfrentamiento ideológico entre Miguel Bakunin y Carlos Marx, se mantuvo Pablo Robin en posiciones bakuninistas, por lo que acabó siendo excluido de la Internacional. Colaboró en el semanario suizo L'Egalité (1868-1872), órgano de las secciones francófonas federadas de la Internacional, hasta que, en enero de 1870, fueron expulsados de él los bakuninistas, que se habían infiltrado en la redacción intentando utilizar el semanario contra el Consejo General de la Internacional.
«En octubre de 1870, el Consejo General, privado de la presencia de sus miembros franceses, incorporó a su seno al ciudadano Pablo Robin, refugiado de Brest, uno de los partidarios más notorios de la Alianza y además autor de los ataques lanzados en la Égalité contra el Consejo General, en el cual, desde aquel momento, no cesó de actuar como corresponsal oficioso del Comité de La Chaux-de-Fonds. E1 14 de marzo de 1871, Robin propuso la convocatoria de una conferencia privada de la Internacional para liquidar el conflicto suizo. El Consejo General previendo que en París se preparaban grandes acontecimientos, rehusó de plano. Robin volvió a la carga varias veces y llegó a proponer al Consejo que adoptara una resolución definitiva sobre el conflicto. El 25 de julio, el Consejo General decidió incluir este asunto entre los problemas a someter a la Conferencia que había de convocarse para septiembre de 1871.» (Marx-Engels, Las pretendidas escisiones en la Internacional, 2.)
Aplicó entonces Pablo Robin sus esfuerzos al terreno educativo, proponiendo una educación integral, racional y mixta, como único modo de avanzar en la revolución anarquista, impulsando talleres que formasen a los jóvenes en oficios útiles para la colectividad, revalorizando el trabajo obrero. Entre 1880 y 1894 puso en práctica sus principios en el Orfelinato de Cempuis. Sus postulados pedagógicos influyeron notablemente en el anarquista español Francisco Ferrer Guardia (1859-1909), el impulsor en Barcelona de la Escuela Moderna.
Fue también el principal apóstol en Francia del neo malthusianismo, una suerte de suicidio social que consistía en fomentar la «huelga de vientres» en las mujeres, para lograr que el proletariado dejase de proporcionar trabajadores, soldados y prostitutas a la burguesía. Con este objeto fundó en 1896 la Liga de la regeneración humana, que conoció un fuerte impulso a partir de 1902, cuando se incorporaron al proyecto Eugenio Humbert y Juana Humbert, eficientes organizadores, y Sébastien Faure, Nelly Rousel, Marie Huot, Jeanne Dubois, &c.
Gracias al decidido activismo de algunos anarquistas españoles, tanto las ideas pedagógicas «modernas» como los alucinados planes neomalthusianos propagados por Pablo Robin alcanzaron cierta difusión por España y los países de lengua española en los primeros años del siglo XX, sobre todo a través de la Editorial Salud y Fuerza, de Barcelona, de la que era editor Luis Bulffi, y de «Salud y Fuerza, revista mensual ilustrada de la Liga de la Regeneración Humana: procreación consciente y limitada». Esta editorial tenía en 1908 agentes y representantes en Argentina (Bautista Fueyo, en Buenos Aires, y Serafín Guidetti, en San Genaro), Uruguay (Herminio Calabaza, en Montevideo, y Restituto Vilaboa, en La Paz), Chile (David Soto y Luis Tamaño, en Santiago), Brasil (Antonio Orellana, en Sao Paulo, y Antonio Domínguez, en Río de Janeiro), Perú (Angel Cesisola, en Lima), Cuba (José Guardiola, en La Habana) y los Estados Unidos del Norte de América (Pilar A. Robledo, en Los Angeles).
Pero en 1908, cuando parecían consolidarse los avances en la difusión hispana de tales afrancesamientos libertarios y liquidacionistas de la especie, aunque pregonasen la regeneración humana, se produjo la ruptura entre Pablo Robin y Eugenio Humbert, con la consiguiente crisis en los cuarteles generales de la organización. Aunque la agitación y propaganda ya realizada había de dar sus frutos... la revolución de julio de 1909, la semana trágica, la neutralización de Francisco Ferrer, &c.
Pablo Robin ofreció un último testimonio y ejemplo de su afán por la educación integral y la regeneración humana cuando decidió suicidarse, lo que realizó con éxito el 31 de agosto de 1912.
«En los últimos cincuenta años ha sido inmensa la floración de los ideales pedagógicos, tanto como lo fue la renovación de los sociales. Algunos experimentos se han hecho, pero en pequeña escala y luchando contra rutinas largamente sedimentadas; el ambiente político, fundado en la injusticia de clase, no les era favorable. Se han fomentado muchas investigaciones pedagógicas con fines científicos, pero se han obstruido las pocas aplicaciones encaminadas a fines sociales. (Recuérdese la guerra feroz a la escuela de Cempuis, donde el apóstol Paul Robin puso en práctica los principios de la 'Educación Integral'.)» (José Ingenieros, Los tiempos nuevos –La educación integral en Rusia, 1–, 1921)
«La tentativa más importante de una Escuela Moderna fue la del gran viejo –aunque de espíritu siempre joven– Paul Robin. Junto con unos pocos amigos estableció una amplia escuela en Cempuis, hermoso lugar en los aledaños de París. Paul Robin profesaba como elevado ideal algo más que simples ideas modernas en educación. Quería demostrar por medio de hechos actuales, que la concepción burguesa de la herencia no es sino un mero pretexto para eximir a la sociedad de sus terribles crímenes contra la infancia. El castigo que el niño debe sufrir por los pecados de sus padres, la idea de que debe debatirse en la pobreza y el fango, que está predestinado a convertirse en un ebrio o un criminal, justamente porque sus padres no le dejaron otro legado, era demasiado descabellada para el hermoso espíritu de Paul Robin. El creía que, fuere lo que fuere la parte que la herencia jugara, hay otros factores igualmente importantes, si no más importantes, que pueden y deben extirpar o disminuir la pseudo primera causa. Un medio social y económico adecuado, el aliento y la libertad de la naturaleza. gimnasia saludable, amor y simpatía, y, sobre todo, profunda comprensión de las necesidades del niño –todo esto destruiría el cruel, injusto y criminal estigma impuesto al inocente infante. Paul Robin no seleccionaba a sus niños; él no acudía a los pseudo mejores padres: tomaba su material allí donde pudiera encontrarle. De la calle, de la cabaña, de las inclusas, de todos los grises y horribles lugares donde una sociedad malvada oculta sus víctimas para pacificar su conciencia culpable. Recogió todos los sucios, inmundos, temblorosos pequeños vagabundos que su establecimiento podía albergar y los trajo a Cempuis. Allí, rodeados por la gloria de la propia naturaleza, mantenidos aseados, profundamente amados y comprendidos, las jóvenes plantas humanas comenzaron a crecer, a florecer, a desarrollarse excediendo las esperanzas de su amigo y maestro Paul Robin. Los niños crecieron y se desarrollaron con la firmeza que da la confianza de sí mismo, varones y mujeres amantes de la libertad. ¿Qué peligro más grande para las instituciones que forjan pobres para perpetuar a los pobres? Cempuis fue clausurada por el gobierno francés bajo la acusación de co-educación, que es prohibida en Francia. Sin embargo, Cempuis había estado en actividad bastante tiempo como para probar a todos los educadores avanzados sus formidables posibilidades y para servir como un empuje a los modernos métodos de educación, que son lentos pero minan inevitablemente el actual sistema.» (Emma Goldman [1869-1940], «Francisco Ferrer y la Escuela moderna»)
«Otra cosa aún. A partir de 1895, se muestran varias especializaciones a las que no se había prestado atención en los años hasta 1894. Ahora se expansionan. Tales fueron ese naturismo de entonces, la apología del primitivismo salvaje, más tarde el naturismo dietético, el vegetariano, &c., y los pequeños focos de vida sencilla, todos esos pequeños sistemas de Grauvelle y Zisly a Butand y Sophie Zaihowska y otros. Además, el neo-malthusianismo, propagado primero con toda perversidad por Paul Robin, consiguió un campo enorme y no sólo como accesorio, a elección de cada uno, sino que absorbió enteramente algunos, sea materialmente, sea conduciendo al sexualismo, la discusión interminable de los problemas de sexo, lo que es todavía, sin duda alguna, un asunto de la elección personal de cada cual, pero para nuestro ambiente es una absorción de energía y de atención por las especializaciones. De Paul Robin a las publicaciones numerosas de E. Armand y su en dehors presente conduce esa larga serie interesante para su observador, pero objetivamente una gran desconcentración de energías libertarias durante todos esos años. El esperanto y lenguas ficticias parecidas, absorbían aun fuerzas, y por algunas comunicaciones exóticas facilitadas así, algunas cartas cambiadas con el Japón, tal vez se dejaba probablemente a menudo de aprender las lenguas europeas vecinas, el inglés o el alemán, el español o el italiano, que habían podido multiplicar los conocimientos y las relaciones europeas.» (Max Nettlau, «El anarquismo francés desde 1895 a 1914», 30 de octubre de 1932, revisado en julio de 1934.)
«Francisco Ferrer Guardia [1859-1909], impulsor y alma de la Escuela Moderna, había conectado con el espíritu de la renovación pedagógica por medio de las ideas de Paul Robin –teórico de la educación integral– en sus años de exilio en Francia. Después del frustrado intento de pronunciamiento republicano de Santa Coloma de Farners –inspirado por Manuel Ruiz Zorrilla– de 1886, Ferrer se exilia y vive en Francia hasta el mismo año 1901. Allí comenzará su experiencia docente, en los Cursos Comerciales del Gran Oriente de Francia, y como profesor de lengua castellana. Y es, precisamente, a consecuencia de esto, como podrá llegar a concretarse la fundación de la Escuela Moderna cuando una de sus antiguas alumnas, Ernestine Meunier, le legue en herencia, en abril de 1901, una importante cantidad (una propiedad por valor de un millón de francos, de la que pueden extraerse rentas considerables). El objetivo de fundar una Escuela en Barcelona es, pues, un hecho que podrá materializarse inmediatamente.» (tomado de la página de internet de la Fundación Francisco Ferrer Guardia.)
«En octubre de 1870, el Consejo General, privado de la presencia de sus miembros franceses, incorporó a su seno al ciudadano Pablo Robin, refugiado de Brest, uno de los partidarios más notorios de la Alianza y además autor de los ataques lanzados en la Égalité contra el Consejo General, en el cual, desde aquel momento, no cesó de actuar como corresponsal oficioso del Comité de La Chaux-de-Fonds. E1 14 de marzo de 1871, Robin propuso la convocatoria de una conferencia privada de la Internacional para liquidar el conflicto suizo. El Consejo General previendo que en París se preparaban grandes acontecimientos, rehusó de plano. Robin volvió a la carga varias veces y llegó a proponer al Consejo que adoptara una resolución definitiva sobre el conflicto. El 25 de julio, el Consejo General decidió incluir este asunto entre los problemas a someter a la Conferencia que había de convocarse para septiembre de 1871.» (Marx-Engels, Las pretendidas escisiones en la Internacional, 2.)
Aplicó entonces Pablo Robin sus esfuerzos al terreno educativo, proponiendo una educación integral, racional y mixta, como único modo de avanzar en la revolución anarquista, impulsando talleres que formasen a los jóvenes en oficios útiles para la colectividad, revalorizando el trabajo obrero. Entre 1880 y 1894 puso en práctica sus principios en el Orfelinato de Cempuis. Sus postulados pedagógicos influyeron notablemente en el anarquista español Francisco Ferrer Guardia (1859-1909), el impulsor en Barcelona de la Escuela Moderna.
Fue también el principal apóstol en Francia del neo malthusianismo, una suerte de suicidio social que consistía en fomentar la «huelga de vientres» en las mujeres, para lograr que el proletariado dejase de proporcionar trabajadores, soldados y prostitutas a la burguesía. Con este objeto fundó en 1896 la Liga de la regeneración humana, que conoció un fuerte impulso a partir de 1902, cuando se incorporaron al proyecto Eugenio Humbert y Juana Humbert, eficientes organizadores, y Sébastien Faure, Nelly Rousel, Marie Huot, Jeanne Dubois, &c.
Gracias al decidido activismo de algunos anarquistas españoles, tanto las ideas pedagógicas «modernas» como los alucinados planes neomalthusianos propagados por Pablo Robin alcanzaron cierta difusión por España y los países de lengua española en los primeros años del siglo XX, sobre todo a través de la Editorial Salud y Fuerza, de Barcelona, de la que era editor Luis Bulffi, y de «Salud y Fuerza, revista mensual ilustrada de la Liga de la Regeneración Humana: procreación consciente y limitada». Esta editorial tenía en 1908 agentes y representantes en Argentina (Bautista Fueyo, en Buenos Aires, y Serafín Guidetti, en San Genaro), Uruguay (Herminio Calabaza, en Montevideo, y Restituto Vilaboa, en La Paz), Chile (David Soto y Luis Tamaño, en Santiago), Brasil (Antonio Orellana, en Sao Paulo, y Antonio Domínguez, en Río de Janeiro), Perú (Angel Cesisola, en Lima), Cuba (José Guardiola, en La Habana) y los Estados Unidos del Norte de América (Pilar A. Robledo, en Los Angeles).
Pero en 1908, cuando parecían consolidarse los avances en la difusión hispana de tales afrancesamientos libertarios y liquidacionistas de la especie, aunque pregonasen la regeneración humana, se produjo la ruptura entre Pablo Robin y Eugenio Humbert, con la consiguiente crisis en los cuarteles generales de la organización. Aunque la agitación y propaganda ya realizada había de dar sus frutos... la revolución de julio de 1909, la semana trágica, la neutralización de Francisco Ferrer, &c.
Pablo Robin ofreció un último testimonio y ejemplo de su afán por la educación integral y la regeneración humana cuando decidió suicidarse, lo que realizó con éxito el 31 de agosto de 1912.
«En los últimos cincuenta años ha sido inmensa la floración de los ideales pedagógicos, tanto como lo fue la renovación de los sociales. Algunos experimentos se han hecho, pero en pequeña escala y luchando contra rutinas largamente sedimentadas; el ambiente político, fundado en la injusticia de clase, no les era favorable. Se han fomentado muchas investigaciones pedagógicas con fines científicos, pero se han obstruido las pocas aplicaciones encaminadas a fines sociales. (Recuérdese la guerra feroz a la escuela de Cempuis, donde el apóstol Paul Robin puso en práctica los principios de la 'Educación Integral'.)» (José Ingenieros, Los tiempos nuevos –La educación integral en Rusia, 1–, 1921)
«La tentativa más importante de una Escuela Moderna fue la del gran viejo –aunque de espíritu siempre joven– Paul Robin. Junto con unos pocos amigos estableció una amplia escuela en Cempuis, hermoso lugar en los aledaños de París. Paul Robin profesaba como elevado ideal algo más que simples ideas modernas en educación. Quería demostrar por medio de hechos actuales, que la concepción burguesa de la herencia no es sino un mero pretexto para eximir a la sociedad de sus terribles crímenes contra la infancia. El castigo que el niño debe sufrir por los pecados de sus padres, la idea de que debe debatirse en la pobreza y el fango, que está predestinado a convertirse en un ebrio o un criminal, justamente porque sus padres no le dejaron otro legado, era demasiado descabellada para el hermoso espíritu de Paul Robin. El creía que, fuere lo que fuere la parte que la herencia jugara, hay otros factores igualmente importantes, si no más importantes, que pueden y deben extirpar o disminuir la pseudo primera causa. Un medio social y económico adecuado, el aliento y la libertad de la naturaleza. gimnasia saludable, amor y simpatía, y, sobre todo, profunda comprensión de las necesidades del niño –todo esto destruiría el cruel, injusto y criminal estigma impuesto al inocente infante. Paul Robin no seleccionaba a sus niños; él no acudía a los pseudo mejores padres: tomaba su material allí donde pudiera encontrarle. De la calle, de la cabaña, de las inclusas, de todos los grises y horribles lugares donde una sociedad malvada oculta sus víctimas para pacificar su conciencia culpable. Recogió todos los sucios, inmundos, temblorosos pequeños vagabundos que su establecimiento podía albergar y los trajo a Cempuis. Allí, rodeados por la gloria de la propia naturaleza, mantenidos aseados, profundamente amados y comprendidos, las jóvenes plantas humanas comenzaron a crecer, a florecer, a desarrollarse excediendo las esperanzas de su amigo y maestro Paul Robin. Los niños crecieron y se desarrollaron con la firmeza que da la confianza de sí mismo, varones y mujeres amantes de la libertad. ¿Qué peligro más grande para las instituciones que forjan pobres para perpetuar a los pobres? Cempuis fue clausurada por el gobierno francés bajo la acusación de co-educación, que es prohibida en Francia. Sin embargo, Cempuis había estado en actividad bastante tiempo como para probar a todos los educadores avanzados sus formidables posibilidades y para servir como un empuje a los modernos métodos de educación, que son lentos pero minan inevitablemente el actual sistema.» (Emma Goldman [1869-1940], «Francisco Ferrer y la Escuela moderna»)
«Otra cosa aún. A partir de 1895, se muestran varias especializaciones a las que no se había prestado atención en los años hasta 1894. Ahora se expansionan. Tales fueron ese naturismo de entonces, la apología del primitivismo salvaje, más tarde el naturismo dietético, el vegetariano, &c., y los pequeños focos de vida sencilla, todos esos pequeños sistemas de Grauvelle y Zisly a Butand y Sophie Zaihowska y otros. Además, el neo-malthusianismo, propagado primero con toda perversidad por Paul Robin, consiguió un campo enorme y no sólo como accesorio, a elección de cada uno, sino que absorbió enteramente algunos, sea materialmente, sea conduciendo al sexualismo, la discusión interminable de los problemas de sexo, lo que es todavía, sin duda alguna, un asunto de la elección personal de cada cual, pero para nuestro ambiente es una absorción de energía y de atención por las especializaciones. De Paul Robin a las publicaciones numerosas de E. Armand y su en dehors presente conduce esa larga serie interesante para su observador, pero objetivamente una gran desconcentración de energías libertarias durante todos esos años. El esperanto y lenguas ficticias parecidas, absorbían aun fuerzas, y por algunas comunicaciones exóticas facilitadas así, algunas cartas cambiadas con el Japón, tal vez se dejaba probablemente a menudo de aprender las lenguas europeas vecinas, el inglés o el alemán, el español o el italiano, que habían podido multiplicar los conocimientos y las relaciones europeas.» (Max Nettlau, «El anarquismo francés desde 1895 a 1914», 30 de octubre de 1932, revisado en julio de 1934.)
«Francisco Ferrer Guardia [1859-1909], impulsor y alma de la Escuela Moderna, había conectado con el espíritu de la renovación pedagógica por medio de las ideas de Paul Robin –teórico de la educación integral– en sus años de exilio en Francia. Después del frustrado intento de pronunciamiento republicano de Santa Coloma de Farners –inspirado por Manuel Ruiz Zorrilla– de 1886, Ferrer se exilia y vive en Francia hasta el mismo año 1901. Allí comenzará su experiencia docente, en los Cursos Comerciales del Gran Oriente de Francia, y como profesor de lengua castellana. Y es, precisamente, a consecuencia de esto, como podrá llegar a concretarse la fundación de la Escuela Moderna cuando una de sus antiguas alumnas, Ernestine Meunier, le legue en herencia, en abril de 1901, una importante cantidad (una propiedad por valor de un millón de francos, de la que pueden extraerse rentas considerables). El objetivo de fundar una Escuela en Barcelona es, pues, un hecho que podrá materializarse inmediatamente.» (tomado de la página de internet de la Fundación Francisco Ferrer Guardia.)