4. Malthusianismo y Teosofía: Annie Besant

Fundadora en Gran Bretaña de la “Malthusian League” (Liga Maltusiana). Sucedió a la espiritista Helena Petrovna Blavatsky a la cabeza de la Sociedad Teosófica durante 26 años. Escribió más de 400 libros y se dedicó a dar conferencias por todo el mundo. Buscó en toda la India a un joven que encarnase al Anticristo y creyó encontrarlo en un joven llamado J. Krishnamurti.
Un componente destacado de los escritos de Madame Blavatsky era la emancipación de la mujer, lo cual implicaba un ataque contra el Dios «masculino» del judaísmo, del cristianismo y del Islam. Invitaba a volver a la diosa madre del hinduismo y a la práctica de las virtudes femeninas. Estas ideas continuaron bajo la guía de Annie Besant, que se hallaba en la vanguardia del movimiento feminista. En la actualidad, la JICA y la «espiritualidad de las mujeres» continúan esta lucha contra el cristianismo «patriarcal».
Besant en sus libros Lecturas populares de teosofía y El gobierno interno del Mundo, este segundo, un compendio de conferencias pronunciadas en la India en 1920 y posteriormente en Londres en 1924-49 explica con detenimiento las claves que permiten al mundo moderno occidental encarar sus problemas para alcanzar un desarrollo más armónico y equitativo. Parte de la base de que es en la naturaleza donde se producen las desigualdades entre las razas y los géneros, pero estas diferencias no se producen en el espíritu, donde las razas se encuentran en un plano de unidad e igualdad como seres humanos.
En su teoría sobre la evolución de los grupos raciales plantea que la raza primigenia es la aria, de la que proceden todos los pueblos eslavos y germanos. A cada raza le corresponden unos aspectos físico, emocional y mental, así como un desarrollo espiritual determinados, pero este hecho no las convierte en inferiores o superiores, sino simplemente diferentes. Considera que se abre un nuevo período de evolución en el que la raza americana será la síntesis de las anteriores.
Con un planteamiento propio del socialismo fabiano, considera que el acceso a la educación y al trabajo son las claves para alcanzar la igualdad social y para lograr buenos ciudadanos. La educación es el pilar básico para la formación de un buen ciudadano y las lacras de la ciudadanía moderna han estado vinculadas, en el pasado, con la esclavitud y, en el presente, con las teorías sobre la inferioridad de la mujer, a la que no se le consideraba capacitada para ejercer sus derechos en sociedad.
A su juicio, la única forma de alcanzar el plano de igualdad en la sociedad es a través de una educación igualitaria para hombres y mujeres, jóvenes y niños que despierte las capacidades ciudadanas y fomente los valores de la igualdad, fraternidad, tolerancia y armonía. Sólo de esa forma se podrá formar una nación. Para Besant, la nación no es más que una gran familia organizada, cuyo fin es la búsqueda de la felicidad de los “hombres y mujeres que habitan un territorio común, que poseen una misma educación y poseen tierra para cultivar.” A juicio de Besant, la riqueza de una nación reside en que todos sus ciudadanos posean estos dos bienes básicos: tierra y educación; éstos aspectos son la clave para la construcción de una sociedad más humana y civilizada.
El interés de la teósofa, como política y escritora de la década de 1920, que surge en el período de entreguerras, y que por ser la introductora del pensamiento de Krishna Murti, tendrá una notable influencia en América, radica en la articulación entre el concepto de nación, educación y ciudadanía, como claves centrales para lograr un mundo más pacífico, armónico e igualitario, en el que los valores ya clásicos de fraternidad, apoyo mutuo y unión entre los seres humanos sean los que rijan una “sociedad más humana” y pongan los cimientos de “cooperación entre clases, gobiernos, pueblos y naciones para alcanzar el camino de la paz”.
En esta misma dirección se manifiestan los editoriales de la revista Estudio, en donde la moralización de la sociedad, el descubrimiento de la verdad y el acercamiento a la sabiduría y “una nueva actitud mental para descubrir la verdad y la belleza oculta...”, son los elementos básicos para alcanzar la paz y la felicidad.
En otros términos, lo que nos interesa resaltar es que una gran parte de los literatos y poetisas de la década de 1920, vinculados al modernismo y que tuvieron una participación activa contra las dictaduras, a favor del centroamericanismo y de la incorporación de las mujeres y los indígenas a la ciudadanía, estaban imbuidos por este pensamiento pacifista, orientalista y espiritualista que Wyld Ospina catalogó como una filosofía espiritualista, fraternal, constructiva y libertadora.

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